lunes, 14 de marzo de 2011

Japón

Recuerdo que no pude entrar a ver Godzilla, estábamos de luto pues se acababa de morir mi abuelo y en un pueblecito y en aquellos años, eso era sagrado, sencillamente no me dieron dinero para ir al cine de verano que por aquel entonces lo situaban en las escuelas del pueblo. Pero me encaramé en el alfeizar de la ventana y a través de una rendija, conseguí ver la película, o más bien, media película en la que un monstruo surgido del mar devastaba Japón.
Creo que el pueblo japonés dibuja siempre escenas iguales donde leviatanes asolan su patria, deben de estar tristemente acostumbrados, algo más tarde contemplé en películas y documentales, lo que la segunda guerra mundial dejó a su paso por casi todas las ciudades: muerte y destrucción y un sufrimiento atroz, además del uso por primera vez del átomo como arma de destrucción masiva.
¿Será por esto por lo que están acostumbrados a estas escenas de horror en suelo propio? De lo que no tengo ninguna duda es que serán capaces de levantarse de nuevo, tal y como lo han hecho en numerosas ocasiones, son un pueblo disciplinado y trabajador, por o que volverán a estar en breve en el podio de las naciones económicamente más potentes.

7 comentarios:

  1. Hola José Antonio.
    Es un pueblo trabajador y disciplinado. Seguro que ,con el tiempo, pasan hoja a este terrible golpe que les ha dado la naturaleza. Lo peor es el enemigo invisible, la radiación.
    Un abrazo

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  2. Creo que si volveran a estar entre los mejores; su constancia, dedicación, paciencia (sea por los siglos de sufrimiento), su capacidad de organización contribuirán a reconstruir muchas de las pérdidas que han sufrido tras el terremoto y tsunami, además del pánico creado con las centrales nuclares (este miedo es por parte de occidente, ellos no parecen tan asustados).

    un abrazo.

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  3. Todos esperamos que resurga el pueblo Japones.

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  4. Perdón, era pregunta...
    ¿Ya la viste completa?

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  5. Sigo sintiendo ese dolor en el corazón al paso del tiempo por tantas víctimas y apretando los puños por permanecer sin hacer nada más que compadecerlos.
    Sé que no sirve de nada traer alguna lágrima al cuenco de mis ojos, ni sentir pena por tanto como sufren, al menos intento informarme de sus avances.
    No puedo estar allí, pero estoy aquí y un pedacito de mi alma es suyo.
    Me encanta leerte, me llega y me llena tu proclama, cuando me implico en tus renglones y olvido lo demás.
    Un abrazo bloguero.

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