Todos los indicios lo estaban señalando, el
fin del mundo estaba próximo, no le quedaba ninguna duda; la visita del papa,
el hundimiento de la bolsa, la hambruna de Somalia, no quedaba más que
prepararse para lo inevitable, todas las lacras del apocalipsis estaban
llegando, solo faltaba el anticristo, seguramente ya estaría entre nosotros,
sólo faltaba que se quitase la máscara y le dijera al mundo: aquí estoy.
El séptimo sello se debía haber roto, pues el
telediario abrió con la noticia de varias aeronaves cayendo, con innumerables
victimas a bordo. Grandes sequías afligían a numerosas partes del mundo, no era
solo el cambio climático, algo malvado hacía que surgieran en los dos
hemisferios, no importaba la estación en que surgieran, aparecían con todo su
rigor, llevando consigo la desesperación.
Barnum los habría conseguido para su
espectáculo de los horrores, allí estaban, en las páginas de relleno de los
periódicos, pero nadie se daba cuenta de su importancia, cientos de engendros
nacían cada día, ovejas de varias cabezas, serpientes de dimensiones
espectaculares, niños nacidos del vientre de su madre con espantosas
deformidades.
Me
podréis decir que esto viene sucediendo desde la noche de los tiempos ¿Seguro?
Juntad todas estas señales ¿Es casualidad los vendavales que causaron víctimas
en los conciertos de este verano? ¿Es casualidad que justo cuando el Papa iba a
pronunciar su homilía, el mismo vendaval le hiciera callar y buscar refugio?
¿Son casuales los disturbios callejeros por
todo el mundo? Hemos ofrecido a la juventud adorar a múltiples becerros de oro
y ahora nuestro futuro está maldecido, nuestra estirpe no florecerá y por
consiguiente no echará frutos.
¿Estáis preparados para el juicio final?